Una pionera investigación desarrollada por el historiador Pablo Camus, en colaboración con el ecólogo y Premio Nacional de Ciencias Naturales Fabián Jaksic, reconstruyó 200 años de lluvias y sequías en Santiago, revelando cómo fenómenos como El Niño y La Niña han tenido un impacto determinante en las crisis sociales, políticas y económicas más relevantes de la historia de Chile.
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“La presencia de períodos extremos de El Niño y La Niña coincidía con algunas de las crisis sociales y políticas más emblemáticas de nuestra historia”, explicó Camus a La Tercera.
El clima como detonante histórico
Entre los hallazgos, destaca el año 1924, el más seco registrado en dos siglos, con apenas 77 mm de lluvia. La escasez de alimentos provocó hambrunas, huelgas, alzas de precios y descontento, que desembocaron en el "ruido de sables", la renuncia de Arturo Alessandri, y posteriormente, las matanzas obreras de Marusia y La Coruña. El colapso derivó en la toma del poder por los militares en 1927.
Otro ejemplo emblemático fue la inundación de 1877, que devastó el país y agravó una crisis económica ya instalada. La situación impulsó la expansión hacia el norte y la explotación del salitre, considerada una salida ante el colapso económico.
“Las catástrofes como sequías e inundaciones afectan el acceso a alimentos, destruyen infraestructura y amplifican la inestabilidad social”, agrega Camus según La Tercera.
Acontecimientos climáticos que marcaron épocas
- 1899-1900: lluvias intensas provocaron inundaciones masivas y coincidieron con la emergencia del movimiento obrero moderno.
- 1968: una sequía durante la reforma agraria limitó la productividad de las nuevas tierras entregadas, generando tensiones que desembocarían en un nuevo quiebre político.
- 1982: inundaciones severas coincidieron con una crisis económica y provocaron un renacer de la solidaridad popular, antesala de las protestas de 1983 contra la dictadura.
¿Coincidencia o patrón histórico?
Camus y Jaksic descartan un determinismo geográfico, pero sostienen que los fenómenos climáticos extremos agravan condiciones existentes, potenciando estallidos sociales o reconfiguraciones políticas.
“Nuestra historia ambiental demuestra que la naturaleza influye en los acontecimientos históricos. Debemos considerar esta interacción en las políticas públicas”, señala Camus.
Prepararse para el futuro
El estudio subraya la importancia de planificar y ordenar el territorio frente al avance del cambio climático, que podría volver a ser un factor desencadenante de crisis estructurales.
“Los llamados ‘desastres naturales’ pueden tener consecuencias humanas, económicas y políticas si no se anticipan adecuadamente”, concluye Camus.
La investigación invita a releer la historia de Chile desde una perspectiva ambiental, reconociendo la estrecha conexión entre sociedad y entorno. El llamado es claro: no repetir los errores del pasado ante fenómenos cada vez más frecuentes y extremos.