El volcán Planchón Peteroa, ubicado en la cordillera de la Región del Maule, es considerado uno de los más activos de Chile pese a su escasa notoriedad pública. Durante una entrevista en el programa Buenos Días a Todos, el geofísico Cristian Farías explicó que este volcán ha registrado episodios eruptivos recientes en septiembre de 2010, 2018 y 2019, caracterizados principalmente por emisión de cenizas y actividad sísmica recurrente, esto en el marco de un enjambre sísmico que afecta en estos días a la zona y que lo tiene en alerta amarilla.
“El Planchón Peteroa es uno de estos volcanes que la gente no tiene muy en la cabeza, pero es uno de los más activos de Chile, especialmente después del terremoto de 2010”, detalló Cristian.
¿Existe relación entre el Planchón Peteroa y la Laguna del Maule?
Ante las inquietudes sobre una posible relación entre la actividad del Planchón Peteroa y los fenómenos registrados en la Laguna del Maule, el experto fue enfático en aclarar que no existe conexión directa entre ambos sistemas volcánicos.
“No hay una conexión entre el Planchón Peteroa con la Laguna del Maule. Cada uno va a su ritmo. Lo que le pasa a cada uno es algo que ocurre en los cinco, diez kilómetros de profundidad bajo el nivel del suelo y están bastante lejos uno de otro”, afirmó.
Sin embargo, reconoció que la Laguna del Maule es un área geológicamente activa, que presenta un proceso de inflación del terreno, elevándose aproximadamente 15 centímetros por año, lo que indica acumulación de magma en el subsuelo. Aun así, aclaró que este fenómeno no implica inminencia eruptiva, sino que debe ser observado de manera constante.
Riesgo y exposición: claves para entender el monitoreo
El Planchón Peteroa actualmente mantiene alerta amarilla preventiva. Su posición geográfica, en la frontera con Argentina y alejada de grandes centros urbanos chilenos, reduce significativamente el riesgo directo para comunidades locales.
Cristian Farías explicó que el ranking de riesgo específico que le asigna Sernageomin (puesto 22) responde tanto a la baja magnitud de sus erupciones recientes como a la escasa exposición humana cercana:
“El riesgo siempre se compone de una parte de la amenaza y otra parte de la exposición. Si nadie vive en torno al volcán, quizás no importaría tanto a la gente lo que pase ahí”.
Aunque la lava no representa el mayor peligro, el volcán puede generar lahares o aluviones, especialmente si material incandescente derrite las nieves que cubren sus cumbres. También advirtió sobre la ceniza volcánica, que suele ser arrastrada por los vientos hacia territorio argentino, afectando agricultura, ganadería y salud humana.
“La ceniza volcánica es roca molida muy fina con trozos de vidrio volcánico muy finos… Eso afecta a muchas cosas: agricultura, vías respiratorias, ganado”, señaló.