La distribución del oso pardo a escala continental europea está determinada por los lugares donde están las especies que forman parte de su dieta, según constató un estudio internacional.
La investigación, recogida en la revista Global Change Biology, muestra la importancia de las interacciones entre especies en la conservación de los ecosistemas, tomando la distribución del oso pardo en Europa y Turquía como caso de estudio.
Lo científicos tuvieron como referencia más de tres millones de localizaciones pertenecientes a unos 3.000 osos, con datos de las 14 subpoblaciones europeas y turcas que viven en ambientes muy diferentes.
Impactos indirectos del cambio climático
Entender cómo afectan los cambios globales, como el cambio climático o los cambios de los usos del suelo, a las especies es crítico para conservar la biodiversidad y mantener los beneficios que la naturaleza ofrece, como el agua limpia, la fertilidad del suelo o la polinización, señalan los autores.
Por efecto del cambio climático, la distribución de algunas especies se está desplazando hacia lugares más elevados o hacia los polos, lugares donde las condiciones climáticas se mantienen dentro de los rangos de tolerancia de la especie.
La mayoría de los estudios se centran sólo en cómo los cambios directos (alteraciones en la temperatura, la lluvia o el uso del suelo) afectan a la distribución de las especies. Ahora, este trabajo ha puesto el foco de atención en los efectos indirectos del calentamiento, analizando las interacciones entre especies.
"Los osos mostraron una dieta muy variada: detectamos 276 especies en su dieta. Los que viven en lugares más cálidos, como las subpoblaciones de la Cordillera Cantábrica, Grecia o Turquía, tienen una dieta más vegetariana, mientras que en las zonas más frías como Escandinavia y Finlandia son más carnívoros", señaló uno de los autores, el investigador de la universidad de Sevilla (sur), Pablo M. Lucas
"Observamos que el oso ocupa aquellos lugares donde más especies de las que forman parte de su dieta hay. Por ejemplo, en la Cordillera Cantábrica la presencia de robles y hayas, que son su principal recurso alimenticio, hace que sea más probable la presencia de oso; en otras subpoblaciones donde el oso es más carnívoro, su presencia se explica más por la distribución de ungulados silvestres como jabalíes o ciervos”, aclaró el investigador del MNCN, Vincenzo Penteriani.