Si sufres migraña, no estás solo: esta enfermedad neurológica crónica y recurrente afecta a cerca del 15% de la población mundial, es decir, a 1 de cada 7 personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la identifica como la principal causa de discapacidad en menores de 50 años. Aun así, sigue siendo una condición poco diagnosticada: alrededor del 60% de quienes la padecen nunca reciben atención médica, y entre quienes tienen migraña crónica, apenas un 5% accede a un tratamiento adecuado.
“Estamos frente a una enfermedad que impacta profundamente en el día a día. No solo provoca dolor intenso, sino que también altera la concentración, la vida social y el bienestar emocional. Es una discapacidad invisible que obliga a muchos a vivir en silencio, lidiando con incomprensión y estigma”, explica la doctora Melissa Álvarez Majmut.
Los síntomas más frecuentes
La migraña se caracteriza por crisis de dolor de cabeza pulsátil, de moderada a gran intensidad, que pueden extenderse minutos, horas e incluso en algunas veces días acompañadas de síntomas como:
- Náuseas y vómitos.
- Hipersensibilidad a la luz (fotofobia) y al ruido (sonofobia).
- Fatiga extrema y “niebla mental”.
- En algunos casos, alteraciones visuales y sensoriales transitorias conocidas como “aura”, que característicamente se presenta previa al dolor.
Las fases de la migraña pueden incluir un pródromo (cansancio, cambios de humor, antojos), el aura (alteraciones visuales y/o sensitivas), la fase de dolor y el postdromo (agotamiento y confusión mental).
“Es importante entender que la migraña no es un simple dolor de cabeza, sino una enfermedad neurológica que requiere diagnóstico oportuno y tratamiento especializado”, enfatiza la directora del Centro Neuro Estímulo.
Estrategias para reducir el impacto
La Dra. Álvarez destaca que sí hay tratamientos efectivos para controlar los episodios y disminuir su frecuencia. Además, recomienda cambios de hábitos que ayudan a mejorar el impacto en la vida diaria:
- Mantener una alimentación equilibrada y no omitir los horarios de comida.
- Practicar actividad física de manera regular.
- Beber suficiente agua y mejorar la calidad del sueño.
- Incorporar técnicas de relajación como yoga o mindfulness.
- Evitar el tabaco y reducir el consumo de cafeína.
“La automedicación con analgésicos es un error frecuente que puede agravar la condición. Su uso excesivo no solo cronifica la migraña, sino que también provoca efectos adversos severos. Por eso el llamado es claro: consultar con neurología es fundamental para recuperar calidad de vida”, advierte la doctora Álvarez.
Finalmente, la neuróloga subraya la importancia de derribar mitos y hablar abiertamente de la migraña: “No es un dolor pasajero ni una exageración. Es una condición seria, discapacitante, y quienes la padecen necesitan comprensión, acompañamiento y acceso a diagnóstico y tratamiento. Visibilizarla es el primer paso para transformar la vida de millones de personas”.