La reconocida psicoterapeuta colombiana, Eveline Goubert, sorprendió con un estremecedor relato: vio morir a sus tres hijos.
En una profunda conversación, la profesional habló del duelo y el luto ante la muerte de un hijo. Su primera pérdida fue con su hijo Nicolás, con quien tuvo un embarazo complicado: "Tuve como a los 7 meses una pielonefritis, enfermedad del riñón, y parece ser que eso adelantó el parto", consignó Noticias Caracol.
Y es que Nicolás nació prematuro y con una afección pulmonar, de hecho, apenas nació, fue derivado a cuidados intensivos. Un día después, Eveline y su pareja, el padre de Nicolas, recieron la trágica noticia: había fallecido. "Un duelo pésimamente mal llevado. El médico entra a la habitación y dice ‘lo mejor es que lo dejen acá en la clínica, se evitan el funeral, se evitan una cantidad de cosas", relató.
Años después, Eveline quedó embarazada nuevamente y con un embarazo normal, nació Mateo, según los informes médicos, un niño sano. En ese entonces, Eveline y su pareja, decidieron tener otro hijo, en búsqueda de la niña: "Empieza un viacrucis, embarazo extrauterino. Operación, me quitan mi lado izquierdo, trompa, ovario, se va ahí, después más embarazos intrauterinos con la única trompita que tenía ahí remendada hasta más no poder, como cinco veces, cinco pérdidas", agregó.
Sin embargo, Eveline no se rindió y luego de 11 años, nació Alejandra. Una niña que nació sana y sin mayores complicaciones durante muchos años. Pero un día, Alejandra amaneció enferma y presentó síntomas de vómito, diarrea, dolor de cabeza y sed. En el hospital le dijeron que era una simple gastritis, pero los síntomas persistieron y cada vez más fuertes. Ante ello, Alejandra fue internada y a los pocos días sufrió un paro cardiorrespiratorio. Pese a los esfuerzos médicos, la niña falleció.
Un año después de la muerte de Alejandra, Eveline notó algo extraño en Mateo: "Empieza a tener unas sudoraciones nocturnas espantosas", por lo que acudieron a un recinto médico: "La señora dice ‘llévenlo a la San Ignacio’, porque es un gran referente oncológico y ese es un síntoma bien importante en procesos de cáncer, no teníamos ni idea".
Luego de varios análisis, el diagnóstico de Mateo arrojó una metástasis tras un tumor en el mediastino, y aunque luchó por 7 meses, finalmente falleció.
La historia de vida de Eveline permitió reflexionar sobre la pérdida de un hijo: "El duelo duele mucho y hay que dejarlo que duela. Ya tenía la experiencia de Nicolás, de tratar de evitar un dolor y ya sabía que eso no llevaba a un puerto sano", comentó.
"A mí no me gusta decir que se aprende a vivir con el dolor, porque vivir con un dolor es horrible y uno se acostumbra al dolor y no me parece que sea sano. Yo lo que hice fue rediseñar ese dolor, cambié el dolor de la ausencia por la gratitud del recuerdo", agregó.
"Vi a mis tres hijos morir, estaba al lado de ellos, no pude hacer nada más que acompañarlos en ese paso. Entonces prefiero haberlos tenido y no quedarme llorando por el tiempo que no fue", cerró.