Continúan las manifestaciones en Los Ángeles contra las redadas migratorias en Estados Unidos, que por segundo día consecutivo se focalizan en lugares de trabajo.
La protesta se desató luego de que decenas de agentes con equipo táctico del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) allanaron una empresa ubicada en la ciudad de Paramount, donde activistas reportan por lo menos el arresto de 65 trabajadores.
El presidente Donald Trump ordenó el despliegue de alrededor de 2.000 soldados de la Guardia Nacional de EE.UU. en Los Ángeles. Por ello, la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) estudia presentar una demanda contra el Gobierno del presidente, catalogando la medida de infundada y que equivale a "una declaración de guerra".
Con gases lacrimógenos y granadas aturdidoras, los agentes federales dispersaron a manifestantes que bloqueaban el paso de los vehículos policiales. Se registraron múltiples personas heridas entre los manifestantes golpeados por balas de goma y las granadas.
Detenidos incomunicados
Mientras se desarrollaban las protestas en las calles angelinas este sábado, las autoridades federales negaron el ingreso de abogados y congresistas estadounidenses al centro de detención de ICE de Los Ángeles, que trataban de hablar con los inmigrantes.
"Nos han dicho que por motivos de seguridad no nos dejan entrar", dijo el congresista Jimmy Gómez, según recoge Deutsche Welle.
"Hay denuncias de hacinamiento, que los detenidos han estado sin comida, sin agua, encerrados en salas sin acomodación durante más de 12 a 24 horas, en muchos casos a oscuras. Queremos comprobar que está pasando", insistió el legislador demócrata, que advirtió que los detenidos no son delincuentes, como los ha querido dibujar el Ejecutivo estadounidense.