Peter Rufai, emblema del fútbol de Nigeria y príncipe de una tribu de Idimu (una región de Lagos), falleció este jueves en su país a los 61 años de edad a causa de un paro cardiaco mientras descansaba en su residencia.
El exarquero, mundialista en Estados Unidos 1994 y Francia 1998, hizo su carrera en equipos de su país natal, Benín, Bélgica, Países Bajos, Portugal y España, pero lo que llama enormemente la atención es su peculiar origen puesto que eligió dedicarse al balón antes que ser monarca.
"Nunca quise ser rey"
Era hijo del Rey Rufai de Idimu y no le gustaba hablar de su sangre azul, pero se convirtió en centro de atención dado que el heredero al trono pese a no ser el mayor de sus ocho hermanos, pero sí el elegido en la sucesión. "Nunca quise ser rey. Si lo aceptaba, no podría ser futbolista. Sé que hubiera tenido una buena vida, porque sabía cómo vivían mis padres, pero eso no era para mí. No me hacía feliz, lo que quería era el fútbol", dijo en una entrevista a 'The Irish Times'.
"Perdí la oportunidad de ser rey por el fútbol. Perdí a mi padre pocos meses antes del Mundial de Francia 1998. Nunca me he arrepentido de haber renunciado a ese estatus, porque respeto profundamente mi carrera profesional", expresó a 'The Sun Nigeria' en 2018.
25 años después de su retiro del fútbol, ha partido el hombre que pudo reinar y que cambió un cetro por una vida bajo los palos para despejar balones.