El gusto por los automóviles se adquiere con el paso de los años, aunque también es probable que provenga de una tradición familiar de la cual es prácticamente imposible huir. Este último es el caso de Nicolás Quezada, un chileno que triunfa como mecánico en Estados Unidos gracias al gusto que desarrolló desde pequeño por los vehículos clásicos.
Y es que era tal el fanatismo que su padre y abuelo tenían por la marca americana Land Rover, que Nicolás aprendió a manejar a sus cortos 11 años y desde el primer momento se interesó por conocer su mecánica.
Con su vocación clara y determinado a estudiar una carrera afín, el joven contó a Las Últimas Noticias que siempre soñó con trabajar con las grandes marcas en Estados Unidos porque "en Chile el mercado de autos clásicos no recibe el valor adecuado", sumado a que "la gente no paga precios justos".
El objetivo era claro, y hace dos años tomó la decisión de radicarse en Charleston, Carolina del Sur, donde actualmente trabaja en Himalaya, empresa especializada en la restauración y personalización de vehículos Land Rover.
"Este trabajo lo conseguí en base a persistencia. Los ubiqué en Instagram primero, pero no pasó nada", recordó en conversación con el medio citado, agregando que, ante la falta de respuesta, llegó directamente a golpear la puerta para ofrecer sus servicios como técnico mecánico especializado en modelos antiguos de Land Rover.
Tras insistir en varias oportunidades, Quezada fue sometido a un examen presencial en el que demostró todo su talento y, con ello, logró un puesto en la prestigiosa empresa, aunque primero estuvo un tiempo a prueba: "Me pidieron echar a andar un Land Rover Serie 1 del año 1951, que lo trajeron del desierto de Nevada y estaba parado hacía treinta años, quizás más. Ese fue mi desafío: echar a andar esa máquina y me contrataban. Lo hice en una semana".
Créditos: LUN
SU SALARIO AUMENTÓ... POR HORA
Al demostrar su amplia experiencia en modelos clásicos, el taller comenzó a derivarle cada vehículo de este tipo y ahora, cada modelo, pasa por sus manos.
Según contó, su trabajo aumentó considerablemente, pero su sueldo también lo hizo: comenzó ganando 15 dólares la hora, y a medida que demostró lo que era capaz de hacer y los buenos resultados que ofrecía a los clientes, la empresa aumentó su remuneración.
El mecánico Nicolás Quezada ahora percibe hasta US$29 la hora, es decir $27.000 aproximadamente.
Pero eso no es todo, ya que, además, cuenta con una visa especial, la H1B1, que se le otorga sólo ciudadanos chilenos y singapurenses que cubren puestos donde falta mano de obra calificada.