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Méritos, obstáculos y diplomacia regional: la carrera de Bachelet para liderar la ONU

La elección, que tendrá lugar a finales del próximo año, se prevé disputada, con varios nombres que surgen desde Latinoamérica.

24horas.cl

EFE

Miércoles 24 de septiembre de 2025

El apoyo oficial de Chile a la postulación de la expresidenta Michelle Bachelet a la Secretaría General de la ONU, anunciado por el Presidente Gabriel Boric en la 80ª Asamblea General, ha abierto el debate sobre la posibilidad real del país suramericano de alcanzar el cargo y el impacto que tendría.

Boric aseguró que “es el tiempo de América Latina y del Caribe” y de que una mujer lidere el ente internacional, y resaltó la trayectoria política nacional de Bachelet –dos veces jefa del Estado de Chile (2006-2010 y 2014-2018)– y su experiencia internacional como presidenta de ONU Mujeres y como alta comisionada por los Derechos Humanos.

“Genera el perfil y compromiso que requiere el rol de secretario general, una persona con la capacidad de presentarse, de ser escuchada, negociar, ser aceptada y liderar la ONU en un período complejo”, dice a EFE la académica Valeria Navarro, de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales (UDP).

La elección, que tendrá lugar a finales del próximo año, se prevé disputada, con varios nombres que surgen desde Latinoamérica para un cargo que será relevado el 1 de enero de 2027.

"Fuertes obstáculos" y competencia

Con la candidatura de Chile de trasfondo, este miércoles, los Gobiernos de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) reivindicaron unidos “el principio de balance geográfico equitativo” y de “la diversidad” en la conducción del organismo para que sea una candidatura latinoamericana la que acceda a la Secretaría General.

Además de Bachelet, desde la región se han levantado otros nombres competitivos como la exvicepresidenta de Costa Rica Rebeca Grynspan, actual jefa de Comercio del organismo; la ministra mexicana, Alicia Bárcena, quien fue secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal); la excanciller ecuatoriana María Fernanda Espinosa, expresidenta de la Asamblea General; o el actual director de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi.

Los analistas coinciden que la postulación de Bachelet enfrenta “fuertes obstáculos” por la “resistencia” de la Administración de Donald Trump, uno de los cinco miembros que integran el Consejo de Seguridad –junto con Francia, Reino Unido, Rusia y China– que tiene poder de veto a la hora de dar su visto bueno, antes del voto de la Asamblea: “Cuando uno de esos votos es contrario, se inviabiliza la candidatura”, explica a EFE el académico de la Universidad de Chile Gilberto Aranda.

El comienzo de su postulación, según él, puede haber sido “un poco complejo” por las duras críticas del presidente (Boric) hacia Trump. Sin mencionar a su homólogo estadounidense, Boric rechazó que se dijera en el plenario que no existía el calentamiento global luego de que el norteamericano asegurara que el cambio climático es “la mayor estafa” en el mundo.

Aranda también menciona el informe que la propia Bachelet elaboró como alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos sobre la situación de los uigures en China, cuyo contenido “pudo haber incomodado a Beijing”.

Navarro considera que “mientras no haya unidad en la región, será difícil proyectar a nivel global la candidatura”. Según ella, si se consigue el respaldo latinoamericano, habría que “buscar el apoyo de otros actores relevantes y revisar los miembros rotativos del Consejo de Seguridad para el año 2026”.

 ¿Apoyo del futuro Gobierno?

La postulación a la Secretaría General de la ONU requiere del apoyo diplomático y de recursos del Gobierno, pero las elecciones presidenciales de noviembre dejarán ese asunto en manos del sucesor de Boric.

La candidata oficialista Jeannette Jara, de la izquierda y centro-izquierda, tendió su mano sin reparos Bachelet; pero ni la derecha tradicional, de Evelyn Matthei, ni la ultraderecha, de José Antonio Kast, se han pronunciado sobre el tema. Desde la oposición criticaron que Boric “se extralimitara” al comprometer la candidatura de la exmandataria por ser –dijeron– una “definición del próximo Gobierno”.

“Si hay un Gobierno que no respalda al aspirante de su país, la candidatura pierde fuerza, no es decisivo, pero sí importante”, comenta Aranda. Según la directora del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Dorotea López, “sería complicado para la imagen del país quitarle el apoyo que ya se ha dado, porque la política exterior de Chile ha sido una política de Estado y de continuidad”.

Para Navarro, si Bachelet lograse el apoyo de Latinoamérica, el futuro presidente chileno, sin importar su color político, “tendría que sumarse por ser alguien consensuado por toda la región”.

Los expertos subrayan que, de lograr el cargo, Chile obtendría “un reconocimiento internacional” y que “pondría al país en una vitrina mundial” sobre todo en relación a la defensa de los derechos humanos. “Su Secretaría General –concluye Rodrigo Espinoza, de la UDP– se enfocaría en extender ese discurso y fortalecer el rol de la ONU ante una ultraderecha con una visión crítica de este espacio y fuerte en Estados clave".

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