El Ejército israelí aseguró este miércoles que el ataque del pasado jueves contra la única iglesia católica, la parroquia de la Sagrada Familia en Ciudad de Gaza, que dejó tres muertos, se debió a un "desvío involuntario" de municiones durante una operación militar en la zona.
"La investigación reveló que, durante una operación de las tropas de las Fuerzas de Defensa israelí en la zona de la Ciudad de Gaza, la iglesia fue alcanzada accidentalmente debido a un desvío involuntario de municiones", indicó el Ejército en un comunicado.
"El impacto causó daños en el edificio y dejó varios civiles gazatíes heridos", agregó.
Asimismo, el Ejército añadió que durante la operación se "realizaron ajustes" para mejorar la precisión del fuego y, tras el incidente, se "aclararon las directrices para abrir fuego cerca de edificios religiosos, refugios y otros lugares sensibles".
El ataque se produjo el pasado jueves hacia las 10:20 horas local, cuando cerca de 500 personas desplazadas, incluidos niños y personas con discapacidades, estaban refugiadas en la iglesia.
Cabe señalar que el bombardeó también hirió a su párroco, el argentino Gabriel Romanelli, quien se había hecho popular en Italia por las llamadas diarias de su compatriota, el ya fallecido papa Francisco, que desde el inicio de la ofensiva israelí le telefoneaba para preguntarle sobre la situación de Gaza y sobre los centenares de desplazados que se refugiaban en esa iglesia.
Tras el bombardeo, el Patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, acompañado del Patriarca greco-ortodoxo, Teófilo III, visitaron durante tres días la Franja de Gaza, como parte de una delegación eclesiástica que entregó ayuda humanitaria y expresó su solidaridad con la comunidad cristiana local.
El pasado sábado, 19 de julio, el secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, cuestionó la versión israelí -que en ese momento, según el primer ministro Benjamín Netanyahu, atribuía el ataque a "una munición perdida"- y expresó dudas sobre si el ataque fue realmente un error.
En declaraciones a la televisión pública italiana RAI, el jefe de la diplomacia vaticana afirmó que "se puede dudar legítimamente" de si fue realmente un error o si hubo una intención detrás, considerando que los cristianos son "un elemento de moderación" en Oriente Medio.
"Lo que ha sucedido es de una gravedad absoluta", subrayó.