Aprender nuevos idiomas cambia físicamente el cerebro y aumenta las capacidades cognitivas. Pero, ¿qué ocurre realmente en el cerebro? ¿Hablar muchos idiomas te hace realmente más inteligente?
Razones para aprender un nuevo idioma hay muchas: amor, trabajo, interés personal en la cultura o la gente de una determinada región... Pero, además, las investigaciones demuestran que aprender idiomas también beneficia la salud general del cerebro, porque equivale a ejercitarlo. Pero, ¿qué ocurre realmente en el cerebro al aprender una lengua nueva?
Áreas lingüísticas
Producir lenguaje requiere de muchas partes distintas del cerebro. Según Arturo Hernández, neurocientífico de la Universidad de California en San Diego (EE.UU.), intervienen en él dos circuitos clave: uno para percibir y producir sonidos, y otro para seleccionar los sonidos que se van a utilizar.
"Estos circuitos se reconfiguran a medida que aprendemos y cambiamos de lengua. Se trata de mapear los sonidos y decidir en qué lengua operar", explica Hernández a DW. En general, para cualquier lengua, necesitamos áreas sensoriales como el córtex auditivo para procesar los sonidos del habla.
Además, son necesarias las amplias redes motoras del cerebro, con el fin de coordinar los músculos que intervienen en el habla, aquellos que controlan la lengua, los labios y las cuerdas vocales. Pero, a la hora de aprender un nuevo idioma, llegan a producirse cambios en las áreas de "procesamiento superior" del cerebro.
Cambios físicos el cerebro
Un estudio alemán de 2024 midió la actividad cerebral de refugiados sirios antes, durante y después de aprender alemán. El trabajo descubrió que los cerebros de las personas se reconfiguraban a medida que aprendían alemán. Se producía una especie de "recableado cerebral", es decir, que las estructuras neuronales del cerebro cambiaban físicamente. Este proceso, llamado neuroplasticidad, es el mecanismo que subyace al aprendizaje.
"Estructuralmente, [aprender un idioma] aumenta la estructura de la materia gris en áreas relacionadas con el procesamiento del lenguaje y la función ejecutiva", afirma Jennifer Wittmeyer, neurocientífica cognitiva del Elizabethtown College de Pensilvania (EE.UU.).
Los cambios estructurales en el cerebro también modifican su funcionamiento, ya que cambian físicamente la forma en que se comunican las neuronas. Esta llamada "plasticidad neuronal" ayuda a recordar palabras más rápido, reconocer mejor nuevos sonidos y mejorar la pronunciación controlando los músculos de la boca.
Aprender idiomas de niño es una ventaja
Los estudios demuestran que utilizamos las mismas redes cerebrales para todos los idiomas, pero el cerebro responde de forma diferente cuando se trata de nuestra lengua materna. Un estudio reveló que la actividad cerebral en las redes lingüísticas disminuía cuando los participantes escuchaban su lengua materna.
Según los investigadores, esto sugiere que la primera lengua que se adquiere se procesa de forma diferente en el cerebro con un esfuerzo mínimo. Las investigaciones también demuestran que a los niños pequeños les resulta mucho más fácil aprender nuevas lenguas que a los adultos.
Los cerebros de los niños pequeños aún están en desarrollo y se adaptan mejor a la plasticidad neuronal y al aprendizaje. Además, a diferencia de los adultos, no tienen que traducir desde su lengua materna, por lo que captan los sonidos, la gramática y las palabras más fácilmente.
"A una edad temprana, no hay tanta rigidez en el cerebro. Los cerebros adultos ya están estructurados en torno a su primera lengua, por lo que una segunda lengua debe adaptarse a los conocimientos existentes, en lugar de desarrollarse de forma independiente, ya que depende de redes neuronales previamente establecidas", explica Hernández.
¿Aprender un idioma te hace más inteligente?
Algunas investigaciones demuestran que el multilingüismo mejora las capacidades cognitivas como la memoria y la capacidad de resolver problemas. Pero, ¿significa esto que los políglotas son más listos? Es complicado responder a esta pregunta, pero probablemente no, dice Hernández.
No está claro si las personas que almacenan más palabras tienen una mayor reserva cognitiva o, sencillamente, albergan más vocablos en los bancos de memoria del cerebro, algo que no equivale a inteligencia.
Para comprobar realmente si las personas políglotas son más inteligentes, los científicos tendrían que "encontrar una tarea que no esté relacionada con el lenguaje", afirma Hernández. Y, hasta ahora, no hay pruebas claras de que los políglotas rindan mejor en tareas que no estén relacionadas con los idiomas.
Los científicos no están seguros de si los cambios en las capacidades cognitivas de los multilingües se deben al aprendizaje de idiomas o a otros factores, como la educación o el entorno en el que crecieron. Hay demasiados factores implicados en las capacidades cognitivas como para aislarlos en uno solo, como el aprendizaje de idiomas, dicen los investigadores.