La Corte de Apelaciones de Santiago confirmó una sentencia que condenó al Banco Ripley a pagar una indemnización de $7 millones a una clienta que sufrió acoso por el cobro de una deuda.
De acuerdo con el fallo, en septiembre de 2017 el mismo tribunal ordenó a la empresa abstenerse de realizar llamados telefónicos de cobros extrajudiciales, mandar mensajes de texto o enviar cartas de la presunta deuda a la demandante.
No obstante, el banco no habría cumplido con lo anterior: "En abierta desobediencia, la demandada reiteró los llamados de cobranza extrajudicial a la actora a finales del año siguiente, 2018. Tal como lo acreditan las declaraciones de testigos contestes y la prueba instrumental acompañada, se encuentra configurado en la especie el hecho o actuar ilícito de la demandada, toda vez que desacató una orden de un tribunal superior jerárquico de la República, cuyas decisiones en resguardo a las garantías constitucionales y con facultades de imperio son obligatorias y deben ser obedecidas por quien le son ordenadas".
Según el organismo, como consecuencia de las recurrentes cobranzas, la mujer fue víctima de "detrimentos patrimoniales y afecciones psicológicas de gran entidad que deben ser reparadas", razón por la cual la entidad bancaria tendrá que pagar $2 millones. Por otro lado, por daño moral, la empresa deberá indemnizarla con $5 millones.
Finalmente, la justicia concluyó que el comportamiento de la empresa no era solo "acoso constante", sino que también "un incumplimiento flagrante de una orden emanada por los tribunales superiores de justicia, haciendo caso omiso de la misma y de sus propios compromisos adquiridos".
