Una biblia al lado del cuerpo decapitado y el número “666” escrito con sangre en la pared de la celda. Esa es la escalofriante escena que debieron enfrentar gendarmes de la Cárcel de Concepción el 10 de diciembre de 2024, cuando un interno asesinó a su compañero de cautiverio en un supuesto “ritual satánico”.
Fue ejemplo icónico de un año particularmente violento al interior de los recintos penales, que —de acuerdo a cifras obtenidas por Informe Especial— terminó con 191 reos muertos, el número neto más alto de la última década.
—Lo sacrificamos los tres —dijo Diego Valdés, imputado por el crimen, refiriéndose a dos personas que no existen: el “Joker” y el “Diablo”.
Probablemente se trata del crimen más impactante ocurrido al interior de un recinto penitenciario en los últimos años; pero no el único. Apenas 24 horas después surgió otro caso: un reo asesinado tras recibir 200 puñaladas en la cárcel de Alto Bonito, en Puerto Montt. Dos semanas después, un interno apareció muerto en el penal de Arica, cuyo cuerpo estaba atado de pies y manos.
En efecto, no se trata de hechos aislados. De acuerdo a antecedentes recabados por IE vía Transparencia, los decesos se registraron principalmente por enfermedad, riñas o suicidio. En ese orden.
Pero los casos que evidentemente generaron más conmoción fueron los asociaciados a violencia. Entre ellos, la mayoría perdió la vida en unidades penales de la Región Metropolitana (Colina I, Colina II, Puente Alto y Santiago 1), pero también hubo muchos casos en Valdivia y Arica.
Desde la Asociación Nacional de Suboficiales de Gendarmería (Ansog) atribuyen el aumento de muertes por peleas a dos causas principales: que el incremento de presos no ha significado una subida importante en dotación de funcionarios y recursos; y que existe un nuevo perfil de reo, mucho más agresivo y que se mueve entre los internos según el poder adquisitivo, dinero del que lo proveen las bandas desde el exterior.
Tras la seguidilla de episodios, el Ministerio de Justicia salió al paso y recalcó que Gendarmería tiene el control de todos los establecimientos penitenciarios. No obstante, Jaime Gajardo, titular de la cartera, reconoció que hay “desafíos” y “contingencias”, precisamente por la sobrepoblación del sistema y el aumento de 20 mil presos en poco más de dos años.
—Lamentablemente no hay sistema penitenciario en el mundo que esté exento de la ocurrencia de hechos violentos que deriven en la muerte de personas. Lo que tenemos que tratar es reducir al máximo la violencia en el entorno penitenciario —subrayó el Ministro Gajardo en Estado Nacional de TVN.
Enfermedades, riñas y suicidios
Según datos de Gendarmería de Chile, obtenidos por Informe Especial vía Ley de Transparencia, en el último año murieron 191 personas al interior de las cárceles del país: el mayor número neto desde 2014, según los registros entregados por la misma institución.
El aumento también se mantiene en proporción con el incremento de la población, crecimiento que no baja desde 2020.
Los decesos se concentraron en tres causas: 96 por enfermedades (50%), 48 por riñas (25%) y 30 por suicidios (16%).
Específicamente, las muertes por conflictos o riñas son las que levantaron las alarmas de las autoridades, pues aumentaron un 37% en tan sólo un año (2023-2024); aunque en proporción al crecimiento de la población penal no han marcado realmente un aumento.
Gendarmería, consultada por Informe Especial respecto a este creciente fenómeno, explicó que hay factores a considerar. Por ejemplo, una población penal más joven, más violenta y refractaria, sumado también a la presencia de bandas de crimen organizado, que buscan reclutar o someter a otros internos.
"La segmentación es clave", recalcó la Institución mediante una declaración oficial. "Representa un desafío permanente, en orden a prevenir, anticipar y minimizar la ocurrencia de riñas y agresiones, así como de eventuales suicidios", señalaron.
En tanto, la situación de los suicidios tiene una mayor preponderancia entre los internos en prisión preventiva. En el caso de este grupo en particular, las causas de muerte se invierten: las enfermedades se mantienen en primer lugar, pero quienes optan por quitarse la vida son más que quienes mueren por actos violentos.
En 2024, de hecho, murieron en total 73 personas en prisión peventiva. En definitiva, un 16% más que el año anterior.
Los penales más mortales
Colina I, Colina II y el CP de Valdivia son los recintos penitenciarios que registraron más muertes por riñas en 2024; y aunque se podría pensar lo contrario, no son los más poblados ni los más hacinados.
El 14 de febrero pasado el Gobierno lanzó el Plan de Intervención Preventiva de Unidades Penales, el cual busca adoptar medidas para identificar factores que puedan incidir en este tipo de conflictos entre reos; y que además permita elaborar estrategias específicas para la realidad de cada recinto.
De acuerdo a información de Gendarmería, con esto se podrá disponer de mayores insumos para la clasificación y segmentación de la población penal y para la planificación de procedimientos de registro y allanamientos dirigidos. Asimismo, también para la revisión del estado operativo del equipamiento del personal que interviene ante este tipo de situaciones.
Del "choro" al oficinista
—Hoy en día la plata es lo que manda adentro de la cárcel —dice la Presidenta de la Asociación Nacional de Suboficiales de Gendarmería (Ansog), Ayleen Amaro.
A su parecer, hoy por hoy el dinero es el principal causante de conflictos.
—Años atrás era el choro el que tenía una figura superior, era el que lideraba en las unidades penales. Ahora el poder adquisitivo te abre más puertas, te hace someter a los que no tienen ese poder, te hace corromper mucho más el sistema.
—Se han incautado grandes sumas de dinero. Estamos viendo un tipo de preso que está llegando a las cárceles chilenas con un nivel de violencia y de contactos que lo destaca por sobre los demás. Transforman la cárcel en su oficina y desde ahí controlan afuera —afirma por su parte Pilar Lizana, experta en crimen organizado de AthenaLAB.
Para Viviana Soto, investigadora en contextos carcelarios de la Universidad de Chile, hay conductas alimentadas por la nueva criminalidad.
—Esa lógica del poder y del estatus en la cárcel se ha visto profundizada con el crimen organizado —remarca.
De paso, apunta a otra arista importante: la falta de reinserción efectiva en medio del hacinamiento penitenciario.
—Ha aumentado exacerbadamente la población en las cárceles. (Los internos) nos contaban que organizaban peleas para "ocupar la mente" —revela Soto, quien realizó cabildos penitenciarios y recogió testimonios de reos junto a varias organizaciones civiles.
Hacinamiento desbordado
Actualmente, el sistema penitenciario tiene una sobrepoblación de 39% en las unidades penales. Hay cupo para 41.992 personas, pero hay 58.390 internos.
A nivel nacional, sólo dos regiones no tienen sus penales ocupados completamente: Tarapacá y Los Ríos.
La presidenta de Ansog, Ayleén Amaro, resume el fenómeno así:
—Si en dos años crecieron 20 mil internos, obviamente va a haber una probabilidad alta de un motín, una probabilidad alta de riña, de pelea. Si ha aumentado el número de muertes en riña, es porque la población penal ha crecido, pero el funcionario sigue con la misma dotación, el presupuesto se ha mantenido los últimos años, la infraestructura sigue siendo la misma hace 10 años; entonces la sobrepoblación sumado al hacinamiento van generando más conflictos.
El año pasado el Presidente Gabriel Boric detalló en su última Cuenta Pública el Plan Maestro de Infraestructura Carcelaria, el cual comenzó a desarrollarse el segundo semestre de 2024, con el objetivo de dar solución al hacinamiento.
Dicho proyecto busca habilitar más de 5 mil nuevos cupos para así sumar 12 mil nuevas plazas en 2030. También pretende ampliar el uso de los inhibidores de señal de teléfonos en las cárceles, los que ya están operando en tres recintos penitenciarios: en Santiago 1, la ex Penitenciaria y la cárcel de alta seguridad.
Aunque esos esfuerzos también han registrado problemas, tal como reveló este miércoles Informe Especial.