Puede que a los humanos nos parezca improbable morir por el impacto de un rayo, pero los árboles no corren con la misma suerte. Un nuevo estudio científico reveló una cifra sorprendente: cada año, unos 320 millones de árboles mueren directamente a causa de descargas eléctricas.
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El hallazgo proviene de un equipo de la Universidad Técnica de Múnich (TUM), que desarrolló el primer modelo matemático capaz de estimar cuántos árboles pierden la vida tras ser alcanzados por rayos. Y no sólo eso: también calcula las zonas más afectadas del planeta y el impacto que esto tiene en el ciclo global del carbono.
"El impacto de los rayos en los bosques ha sido subestimado hasta ahora", advirtió el investigador Andreas Krause, autor principal del estudio publicado en Global Change Biology.
Un daño silencioso, pero masivo
El modelo estima que los rayos son responsables de entre el 2,1 % y el 2,9 % de la pérdida anual de biomasa vegetal en todo el mundo. Esto implica la liberación de entre 770 y 1.090 millones de toneladas de CO₂ a la atmósfera cada año, una cifra comparable a las emisiones de los incendios forestales causados por la quema de vegetación viva.
Y eso sin contar el CO₂ liberado por la quema de madera muerta y materia orgánica en el suelo, que eleva el total de emisiones de los incendios a más de 5.850 millones de toneladas anuales.
¿Dónde caen más rayos?
Aunque los rayos caen en distintas regiones del mundo, los bosques tropicales africanos lideran en mortalidad arbórea por esta causa. Investigaciones anteriores en Panamá ya habían advertido que las descargas eléctricas son una de las principales causas de muerte de árboles grandes en zonas tropicales.
Pero atención: los modelos climáticos proyectan un aumento en la frecuencia de rayos, especialmente en latitudes medias y altas, lo que podría intensificar este fenómeno en otras regiones.
"Los rayos son un agente perturbador importante, aunque a menudo ignorado, en los ecosistemas forestales", señalan los investigadores.
Un riesgo que crece con el cambio climático
Con el aumento de tormentas eléctricas debido al cambio climático, es probable que esta causa de mortalidad arbórea se vuelva aún más relevante en los próximos años. Los científicos advierten que incorporar esta variable en los modelos climáticos y forestales puede mejorar las proyecciones sobre el futuro de nuestros ecosistemas.
Además, sugieren recopilar más datos en distintos tipos de bosque para calibrar mejor el modelo y comprender mejor el papel de los rayos en el ciclo global del carbono, uno de los procesos más esenciales para la vida en la Tierra.