Click acá para ir directamente al contenido
Ciencia

Telescopio James Webb detecta una espesa atmósfera en un exoplaneta cubierto de lava

El telescopio James Webb detectó una atmósfera densa en TOI-561 b, un exoplaneta de lava ultra caliente que desafía lo que se creía sobre mundos rocosos.

Exoplaneta, TOI-561 b.

Vicente Barraza

- TVN

Viernes 12 de diciembre de 2025

El telescopio espacial James Webb de la NASA detectó la evidencia más sólida hasta ahora de una atmósfera espesa alrededor de un planeta rocoso fuera del Sistema Solar. Se trata de TOI-561 b, una “super-Tierra” extremadamente caliente, cubierta por un océano global de magma, que orbita a su estrella en menos de 11 horas y desafía las teorías actuales sobre la supervivencia de atmósferas en mundos tan cercanos a sus soles.

LEE TAMBIÉN EN CONCIENCIA 24.7:

TOI-561 b tiene un radio unas 1,4 veces mayor que el de la Tierra y se encuentra a menos de un millón de millas de su estrella, una distancia cuarenta veces menor que la de Mercurio al Sol. Esta cercanía implica que el planeta está acoplado por marea, mostrando siempre la misma cara a su estrella. En ese hemisferio diurno, las temperaturas superan el punto de fusión de la roca. Sin embargo, observaciones realizadas con el instrumento NIRSpec del Webb revelaron que su temperatura diurna ronda los 1.800 °C, mucho menor a los 2.700 °C esperados si fuera sólo una roca desnuda sin atmósfera.

Una atmósfera inesperada en un mundo extremo

El hallazgo, publicado en The Astrophysical Journal Letters, ayuda a explicar la baja densidad anómala del planeta. “No es un planeta inflado, pero es menos denso de lo que cabría esperar con una composición similar a la de la Tierra”, explicó Johanna Teske, autora principal del estudio.

Una de las hipótesis considera que TOI-561 b podría tener un núcleo de hierro pequeño y un manto rocoso menos denso, coherente con su formación alrededor de una estrella muy antigua y pobre en hierro, en una región distinta de la Vía Láctea.

Aun así, esa composición no basta para explicar los datos. Los investigadores concluyen que la presencia de una atmósfera rica en volátiles es clave. Según el equipo, fuertes vientos podrían transportar calor hacia el lado nocturno del planeta, mientras que gases como vapor de agua absorberían parte de la radiación infrarroja, haciendo que la superficie parezca más fría. Incluso se plantea la existencia de nubes de silicatos brillantes que reflejarían la luz estelar.

Un delicado equilibrio entre magma y gases

El gran misterio es cómo un planeta tan pequeño, expuesto a radiación extrema durante miles de millones de años, logra retener una atmósfera tan densa. Los científicos proponen un equilibrio dinámico entre el océano de magma y la atmósfera: los gases se liberan desde el interior del planeta, pero también son reabsorbidos por el magma.

“Es como una bola de lava húmeda”, resumió el investigador Tim Lichtenberg, destacando que TOI-561 b debe ser mucho más rico en volátiles que la Tierra.

Las observaciones corresponden al programa de Observadores Generales del Webb, que monitoreó el sistema durante más de 37 horas, cubriendo casi cuatro órbitas completas del planeta. El equipo continúa analizando los datos para mapear la temperatura global y determinar con mayor precisión la composición de la atmósfera.

El descubrimiento abre una nueva ventana para comprender cómo se forman y evolucionan los exoplanetas rocosos extremos, y sugiere que incluso los mundos más hostiles pueden retener atmósferas complejas, cambiando la forma en que los científicos buscan y caracterizan planetas más allá del Sistema Solar.